domingo, 26 de marzo de 2017

EL RESPETO. CLAVE PARA UN LIDERAZGO EFICAZ


Christine Porath, en su libro “Mastering civility. A manifesto for the workplace”, expone la importancia de la urbanidad y el respeto en todos los ámbitos de nuestras vidas y especialmente en el entorno laboral.

La autora ha realizado durante varios años encuestas, “American Civility Surveys ”, en las que los resultados muestran , como en la del pasado año, en la que un 96% de los encuestados pensaban que existe un problema social en relación con la educación y el respeto.

Los comportamientos irrespetuosos se presentan de muchas formas y grados que van desde ignorar a los demás y no escucharles a intencionadamente desautorizar a los demás con el fin de socavar su autoridad y autoestima. Entre los comportamientos de este tipo más frecuentes de los líderes nos encontramos con:

a).- Mofarse y denigrar públicamente a las personas.

b).- Recordar a los subordinados que sus roles son de menor categoría dentro de la organización.

c).- Burlarse de sus informes de forma que duela.

d).- Quedarse con todo el crédito por los éxitos y señalar a otros cuando las cosas se ponen difíciles.

Tenemos que tener en cuenta, de todas formas, que lo que importa no es realmente si las personas fueros tratadas de manera insensible sino si ellas se sintieron maltratadas. La falta de respeto depende de los ojos del receptor. Depende no sólo del individuo, sino también de la cultura, de la generación, del género, del sector y de la organización. Lo que nosotros consideramos una falta de respeto y de educación puede no coincidir con lo que piensa nuestro jefe sobre el tema.

Entre los factores que están interviniendo en la percepción negativa sobre la educación y respeto que muestran las personas en la actualidad tenemos:

1.- La globalización. Los profesionales de una cultura pueden, por desconocimiento, actuar de forma que los compañeros de otra cultura pueden considerar como una muestra de falta de respeto hacia ellos.

2.- Las distintas generaciones. Una investigación dirigida por Jean Twenge reveló que los estudiantes en la actualidad son un 30% más narcisistas que los estudiantes de hace 25 años, con la consecuencia de que si nos centramos excesivamente en nosotros vamos a estar mucho menos preocupados de los efectos que  nuestro comportamiento  puede tener en los demás.

3.- El deterioro de las relaciones en el ámbito laboral, en parte propiciado por el teletrabajo y otras formas de organización del trabajo que no favorecen el contacto físico entre los compañeros. Otras razones que fomentan este deterioro son, según un estudio realizado por la autora entre más de 20.000 trabajadores de distintos sectores, la sobrecarga de trabajo que sufren muchos profesionales y que dicen que impide que tengan  tiempo para ser educados y agradables y la falta de ejemplo de sus directivos que se comportan de forma irrespetuosa con ellos por lo que ellos actúan de la misma forma. Otra causa es la tecnología que ocasiona que los profesionales dediquen mucho tiempo a actividades online y poco a relacionarse entre sí.

Entre los efectos nocivos del comportamiento irrespetuoso y grosero destaca el impacto sobre la salud. Robert Sapolslky, autor de “Why zebras don´t get ulcers”, expone que cuando las personas están sometidas a estresores intermitentes como la falta de respeto durante un tiempo muy largo o con demasiada frecuencia experimentan importantes problemas de salud ya que el sistema inmunitario se ve afectado negativamente y pueden aparecer diversas enfermedades de tipo cardiovascular, gástrico, etc.

 

Diversos estudios han encontrado que los factores psicosociales tales como el estrés inducido por el trabajo son las variables más importantes en la determinación de la duración de la vida. Las investigaciones muestran que trabajar en un equipo en el que la falta de respeto está presente llega a afectar a la salud mental de sus miembros. Las personas tienden a llevar el estrés producido por esta situación a su casa trasladándolo al resto de miembros de la familia.

En una encuesta realizada por la autora junto a Christine Pearson a 800 directivos y profesionales de 17 organizaciones los resultados mostraron que entre los trabajadores que habían estado expuestos a la falta de respeto un porcentaje muy elevado disminuían su desempeño  y el tiempo dedicado al trabajo de forma intencionada, la calidad de su trabajo se veía afectada negativamente, perdían mucho tiempo en el trabajo pensando en los incidentes irrespetuosos y en evitar al ofensor, decrecía su compromiso con la organización, repercutían su frustración en los clientes o se planteaban dejar el trabajo. Si una organización pierde beneficios y profesionales debido a estos comportamientos gran parte de esa pérdida pasa desapercibida hasta que puede que ya no  tenga remedio.

Diversos experimentos avalan estos resultados ya que demuestran como el estar sometidos a estas situaciones afecta negativamente a nuestros recursos cognitivos, secuestra nuestro desempeño y creatividad y nos aparta de nuestro trabajo. Aunque queramos trabajar dar lo mejor de nosotros no lo lograremos porque estaremos preocupados por el maltrato que estamos experimentando.

Otro aspecto negativo es el tiempo que tienen que dedicar los directivos a solucionar los problemas causados por la falta de respeto. Según un estudio publicado en Fortune los ejecutivos  de las principales empresas dedicaban un 13% de su tiempo en el trabajo a tratar de arreglar las relaciones entre los profesionales y las consecuencias del comportamiento irrespetuoso.

Un ejemplo de estos efectos nocivos que se ha evidenciado en muchos estudios es la disminución del desempeño en el ámbito sanitario entre cuyas cusas está el que los equipos expuestos a la falta de educación y respeto no comparten bien la información y  pueden captar incorrectamente  la que tienen a su disposición, sus miembros no solicitan ayuda de sus compañeros de equipo, se muestran poco receptivos al feedback y a discutir los errores o problemas potenciales que pueden surgir en el curso de sus actuaciones.

La autora plantea que el hecho de no ser grosero no significa que nos estemos comportando respetuosamente, sólo implica que nuestra conducta está siendo neutral y que no hemos dañado a alguien. Ser respetuoso en su sentido pleno requiere gestos positivos tales como la amabilidad y cortesía que consigue animar a las personas. No solo tratar a los demás bien sino,  también, que nuestros actos reflejen nuestros deseos de mostrar respeto. No consiste en tratar bien a alguien porque esperamos algo a cambio o porque estamos intentando servir a los intereses de la organización sino porque es una vía de afirmar normas de mutuo respeto y honradez.

Porath propone que para evitar todos los efectos nocivos  anteriormente expuestos debemos comenzar por preguntarnos cuál es nuestro comportamiento al respecto y que para ello realicemos el siguiente test como autodiagnóstico sobre la forma en que tratamos a los demás. Para hacerlo tendremos que contestar si alguna vez tenemos alguno de los comportamientos que se relacionan en el mismo y el grado (desde nunca a casi siempre):

1.- No decir gracias o por favor.

2.- Utilizar la comunicación vía e-mail cuando es necesaria la comunicación cara a cara. 

3.- Robar el crédito por el trabajo colaborativo.

4.- Durante las reuniones contestar o mandar correos o mensajes.

5.- Hacer esperar a las personas de forma innecesaria.

6.- Hablar de forma condescendiente a los demás.

7.- Retrasar el acceso a la información o a los recursos.

8.- Utilizar jergas que excluyen a otros.

9.- Culpabilizar a otros cuando hemos contribuido a que se cometa un error.

10.- Difundir rumores.

11.- Menospreciar a los demás de forma no verbal.

12.- Refugiarnos en gadgets electrónicos.

13.- Excluir a alguien de una red o equipo.

14.- Aprovecharnos de los demás.

15.- Prestar poca atención o mostrar poco interés por las opiniones de los demás.

16.- No escuchar.

17.- Propiciar que otros fracasen.

18.- Ignorar las invitaciones.

19.- Llegar con retraso o abandonar una reunión antes de que acabe sin ninguna explicación.

20.- Insultar a los demás.

21.- No reconocer a los demás ni sus esfuerzos.

22.- Despreciar los esfuerzos de los demás.

23.- Hacer comentarios denigrantes o desdeñosos a alguien.

24.- Dar por sentadas las contribuciones de los demás.

25.- Seleccionar las tareas fáciles dejando a los demás las complicadas.

26.- Olvidar incluir a los demás.

27.- Hablar cruelmente de los demás.

28.- Escribir e-mails descorteses o irrespetuosos.

29.- Comportarnos con falta de respeto cuando no estamos de acuerdo con los demás.

30.- Interrumpir a los demás.

31.- No defender a los demás.

32.- Juzgar a las personas que son diferentes a nosotros.

Es un test útil para detectar malos hábitos y analizar sus causas para poder corregirlos. Para obtener más información podemos pedir feedback adicional a nuestros compañeros, amigos y familiares porque pueden existir puntos ciegos que no somos capaces de detectar. Entre ellos están el tono de voz que empleamos, la expresión facial, …


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